En un mundo cada vez más digitalizado, donde las redes sociales dominan el panorama comunicacional, es fundamental recordar que millones de personas mayores no tienen acceso regular o no están familiarizadas con estas plataformas. Este grupo etario representa una parte significativa de la sociedad y, por lo tanto, debe seguir siendo considerado en cualquier estrategia de comunicación efectiva e inclusiva.
Si bien la conectividad ha avanzado a pasos agigantados, la brecha digital sigue siendo una realidad. De acuerdo con diversos estudios, muchas personas mayores enfrentan dificultades para acceder a la tecnología por razones económicas, falta de alfabetización digital o simplemente por preferencia hacia medios de comunicación tradicionales. Ignorar este factor puede generar desinformación, aislamiento y exclusión de un sector de la población que sigue siendo clave en el tejido social.
Para garantizar que la información llegue a todas las generaciones, es esencial continuar utilizando canales de comunicación masivos como la radio, la televisión, la prensa escrita y la comunicación directa a través de boletines impresos o llamadas telefónicas. Estos medios, además de contar con una gran trayectoria y credibilidad, siguen siendo la principal fuente de información para millones de personas.
Para garantizar que la información llegue a todos los públicos, es recomendable diseñar estrategias comunicacionales que combinen lo mejor de ambos mundos: lo digital y lo tradicional. Algunas claves incluyen: identificar qué canales son más efectivos según el perfil demográfico y de consumo informativo; presentar mensajes de manera clara, accesible y sin tecnicismos innecesarios; asegurar la presencia de información en espacios ya consolidados entre la audiencia mayor; un simple mensaje de voz o llamada puede marcar la diferencia para quienes no usan redes sociales.
La comunicación estratégica debe ser inclusiva y considerar la diversidad en el acceso a la información. Las redes sociales son una herramienta poderosa, pero no pueden ser el único canal de difusión. Si realmente queremos construir sociedades informadas y cohesionadas, es imprescindible mantener y fortalecer los medios tradicionales, asegurando que nadie quede excluido del derecho a la información.